Danna Báez tiene 24 años y es sorda de nacimiento; los médicos aún no puede explicar las causas. Trabaja como administrativa en el Banco de Seguros y está a tan solo una pasantía de obtener el título de Técnica Química de la Universidad de la República.
Báez descubrió con el carnaval una manera de aproximarse a su familia –ya que es un gusto compartido– y a integrarse al arte y a la cultura uruguaya a pesar de su discapacidad. "El ritmo y el volumen del candombe es muy intenso y eso nos facilita a nosotros a poder bailarlo sin mayores dificultades", explica Báez, "la vibración del tambor es una guía fundamental para nosotros". Comenzó en una comparsa barrial cuando era niña y poco a poco fue descubriendo nuevos lugares desde los cuales participar de la fiesta, bailando al compás de los tambores. Si bien Báez nunca se vio limitada para anotarse al concurso de reinas en ocasiones anteriores, el cambio de normativa de este año la motivó lo suficiente como para tomar ese paso. "Me anoté con otra compañera sorda en el Municipio B y todo el mundo nos recibió muy bien, con mucha paciencia y cariño", cuenta, trofeo en mano, luego de haber pasado a la segunda fase para competir en el concurso de reinas nacional. "Me anoté porque más allá de la polémica quiero demostrarle a la sociedad que la comunidad de sordos en Uruguay seguimos luchando por nuestros sueños", afirma convencida.
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November 2017
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