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Compartimos otro interesante e importante artículo del Dr. Carlos Sánchez

18/10/2018

 
​Lengua primera: concepto clave.
Todo niño, por el hecho de ser humano posee un mecanismo innato de lenguaje (Chomsky) y tiene la posibilidad de aprovechar lo que le brinda el ambiente para desarrollar el lenguaje. Dada esta condición, desde que nace, busca desesperadamente acceder a una lengua. Instintivamente, así como apenas llega al mundo respira, así como desde el primer minuto de vida busca chupar el pezón para alimentarse y mantener con vida su organismo, desde que nace el niño busca también alimentarse con una lengua, para mantener con vida lo que habrá de permitirle la comunicación y el pensamiento: el lenguaje, ese mecanismo mental exclusivamente humano.
El alimento que permitirá que la semilla del lenguaje germine, florezca y dé sus frutos, es lo que el niño oye en su entorno: los sonidos que forman parte de una lengua natural. Normalmente no le cuesta nada porque si está en capacidad de oír, y a su alrededor hay gente que habla una lengua natural, recibe los estímulos apropiados. Y algo muy importante, la gente habla de manera espontánea y significativa, no de manera artificial, para que el niño aprenda a hablar. Y también de manera espontánea y significativa, esa gente incorpora al intercambio verbal a ese cachorro humano, desde que nace. De manera que todo niño oyente tiene acceso a una lengua natural, que es la que le permitirá desarrollar el lenguaje. Esa lengua natural podemos denominarla lengua primera. Para todo niño oyente su lengua primera es la lengua oral que habla normalmente la gente en cualquier lugar del mundo.
Pero si es sordo, como no oye, no puede acceder a una lengua natural oral. Por lo tanto, el niño sordo buscará instintivamente una lengua a la que pueda acceder. Y esa no es otra que la lengua de señas. Así, el alimento ideal para el lenguaje sería la lengua de señas, y si se apropia de esa lengua para hacer germinar y florecer el lenguaje, ésa sería la lengua ideal sería su lengua primera, que es la única que puede aprovechar plenamente. Lamentablemente eso no ocurre, porque al niño sordo no se le da la oportunidad de acceder a una lengua natural que le permitiría desarrollar normalmente el lenguaje, cuando sus padres son oyentes y a su alrededor no hay nadie que hable una lengua de señas. 
Entonces los niños que no oyen bien, al no tener la posibilidad de acceder normalmente a una lengua de señas, agarran lo que pueden de la lengua oral. Para ellos ésa es la lengua primera, pero es una lengua trunca, fallida. En esta situación se encuentran todos los niños que no oyen bien, que no pueden acceder plenamente a la lengua oral que se despliega a su alrededor. La cantidad y la calidad de lo que pueden oír determinan el desempeño mayor o menor en el área del lenguaje. Pero – ¡y esto es lo más importante! – en ningún caso es normal, no es el óptimo. Y así están hasta que cuando tienen oportunidad de entrar en contacto con la lengua de señas, la agarran y hacen de ella su lengua primera y con ella desarrollan, hasta donde pueden, el lenguaje y la inteligencia. 
No caben otras alternativas. Para desarrollar el lenguaje la persona tiene que acceder a una lengua primera, ya sea oral o ya sea de señas. Entonces, ante quienes se dicen “sordos profundos de nacimiento” y se ufanan de haber podido desarrollar normalmente el lenguaje, es lícito preguntarse cuál fue la lengua primera a la que pudieron acceder para alcanzar ese logro. Si no fue con la lengua de señas, no cabe otra respuesta sino que fue a través de la lengua oral. Y no hay otra, porque una vez más hay que insistir en esto: el lenguaje sólo se desarrolla cuando el niño tiene acceso a una lengua natural, oral o de señas. Con esta verdad, ni ofendo ni temo.
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